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Diario de Cádiz sábado 28 de Abril de 2012)
Tuve, hace años, la oportunidad de vivir intensamente el trabajo de una
de nuestras embajadas en Europa. Fueron cinco años convulsos para el continente
y la situación política del mundo. Fueron los años de la caída del muro de
Berlín, del final de la Guerra Fría…
Como digo, un tiempo
de cambios radicales en las políticas de muchos países, de mucho trabajo para
los diplomáticos, en una situación cambiante y sorprendente cada día. Soy testigo
privilegiado de un trabajo muy bien hecho, con profesionalidad y eficacia.
Pero las relaciones
internacionales, los intereses de todo tipo, no solo económicos, de nuestro
país en el concierto de las naciones, escapan en ocasiones a las capacidades de
negociación de diplomáticos y políticos y, es entonces, cuando entran en
función las “otras diplomacias”.
Viene esto a cuento a
raíz del “escándalo” de
desproporcionadas dimensiones que ha originado el viaje de S.M. el Rey a una
cacería. No puedo afirmar rotundamente, en este caso, que el viaje obedeciera a
razones de mayor interés para España, aunque algunas informaciones
periodísticas apuntan a la consecución de un importantísimo contrato de 6.000
millones de Euros. Pero si afirmo que en situaciones complicadas, donde
políticos y diplomáticos no consiguen el objetivo, no solo España, sino en
todos los países, entran en escena personas, como nuestro Rey, que a base de
privilegiadas relaciones personales, muchas veces logran lo que parecía
imposible.
No trato de justificar
ni defender lo que no conozco suficientemente, repito, en este caso concreto,
pero engrandece la figura del Rey su pública petición de perdón y su compromiso
de que “no volverá a ocurrir”, porque de ninguna manera puede hacer publico, si
es que ahora lo ha habido, el motivo real e importante de su viaje y, seguro de
que si una nueva ocasión lo requiere, lo volverá a hacer.
Paco Vázquez,
destacado socialista y Embajador de España, llamaba cobarde a la prensa que se
dice “monárquica”, por no haber destacado estos otros aspectos de los viajes
del Rey.
Me he referido a “las
otras diplomacias” porque, en otro orden de cosas, existen organismos estatales
que defienden igualmente nuestros intereses en las relaciones internacionales y
cuyo trabajo nunca es publico y por tanto no puede ser reconocido, sencillamente,
porque tiene que ser así.
Queridos lectores, ante la imposibilidad de hacerlo personalmente, debido al gran número de correos recibidos, permitidme que lo haga a traves del blog.
ResponderEliminarEn primer lugar, muchas gracias por vuestros comentarios, tanto los que os habeis mostrado de acuerdo como los discrepantes.
Para estos últimos una aclaración: No se trata de una crítica a la Monarquia, al Rey o a compportamientos personales. El tema del artículo lo aclara su título, y se refiere "exclusivamente" a una actividad de SM el Rey que conozco, de lo contrario no lo hubiera escrito.
Ya escribí hace un tiempo, que la opiniones son, generalmente,muy respetables y todos somos libres de manifestasrlas, pero los hechos son los que son y solo se pueden contar de la manera que ocurrieron, en eso se debe ser muy riguroso.
Repito mi agradecimiento por vuestra atención.
Un abrazo
Gran amigo, como tuve ocasión de comentarlo ayer personalmente contigo, no sólo el Rey es uno de los más grandes embajadores (quizás la historia o los medios de comunicación de forma interesada omiten "gestiones" pasadas del D. Juan Carlos como la negociación para que el oro depositado por la II República retornara desde Moscú por poner un ejemplito) sino por ejemplo nuestra Armada y por ende, las fuerzas armadas que con la profesionalidad y modernización que han adquirido así como el trabajo realizado en muchísimos países devastados por guerras o por causas naturales y que no son del todo conocidas y lo más importante, reconocidas. Un abrazo
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