martes, 20 de noviembre de 2012

HACIENDA SOMOS TODOS



            Esta frase publicitaria de nuestra Agencia Tributaria, de hace ya unos años, mereció hasta portadas de la mejor revista humorística jamás publicada en España, “La Codorniz”. Sus portadas eran por si solas un estudio sociológico y en esta ocasión hacia un irónica parodia sobre la frase en cuestión.

          En realidad lo que quería decir es que Hacienda no somos todos, sino solo unos cuantos. Esos cuantos que tenemos una nómina o unos ingresos controlables fácilmente por la Hacienda Pública, sin posibilidad de evasión o camuflaje. Me refiero a funcionarios, empleados, y poco más. Personas de una economía, no siempre modesta, pero siempre ajustada.

         Acaban de publicar un informe policial, una filtración interesada, sin duda, de políticos catalanes con millonarias cuentas, en Euros naturalmente, en bancos suizos. No hay que escandalizarse por el hecho de que unos españoles con pocos escrúpulos pongan a buen recaudo sus fortunas y las alejen lo más posible de las  cortísimas garras de Hacienda. Digo que no es escandaloso porque es de sobra conocido y no es nuevo, lo hacen muchos, muchísimos, hasta alcanzar nada menos que el treinta por ciento de nuestro PIB, es decir, la nada desdeñable cifra de 300.000 millones de Euros.

          El caso catalán es aun más grave porque ese dinero no procede de un legítimo lucro empresarial, su origen, según dicho informe filtrado a la prensa, procede del cobro absolutamente ilegal  de porcentajes por obras públicas adjudicadas a dedo y otros “negocios” nada transparentes de los sucesivos gobiernos y partidos políticos catalanes.

           Los Fiscales Generales y los máximos responsables políticos responsables de perseguir y castigar estas conductas, no han puesto mucho empeño en los últimos años, es más, estos datos ahora conocidos tienen su origen en investigaciones de otros países europeos, que al descubrir en sus listados de defraudadores la presencia de españoles, han comunicado a nuestro Gobierno estas irregularidades.

           Recientemente, el Gobierno de la Sra. Merkel obtuvo datos sobre cuentas  de ciudadanos alemanes en Suiza y no hay país serio en el mundo que se limite, como ha hecho España, a ofrecer una amnistía fiscal a esas fortunas, si sus propietarios deciden repatriarlas. Muy pocos lo han hecho, como era de esperar. En Italia, que nos precedió por esa misma vía, regresaron algunos millones de Euros más, pero tampoco nada significativo. La única forma de evitar esa fuga  de capitales tan importante no es otra que la vigilancia y control por parte de los responsables de la Agencia Tributaria, el Fiscal General y los Ministerios del ramo.

               Contrasta esta apatía con el empeño de bancos, notarios y policía en el cumplimiento puntual y sujeto a la más estricta legalidad,  de los desahucios de viviendas por impago de hipotecas o alquileres. Parecía que, por fin, los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, iban a consensuar medidas de urgencia para detener esa inmensa marea de desahucios, que ya ha originado algún suicidio, pero finalmente tampoco en esto llegaron a un acuerdo y el Gobierno, timorato y con miedo a no perjudicar gravemente a los bancos, ha aprobado unas medidas que no resuelven el problema, lo aplazan por dos años y solo para determinadas circunstancias muy especificas de cargas familiares o situación económica muy límite, defraudando, una vez más a los ciudadanos que sufren más directa y gravemente las consecuencias de esta terrible crisis.  

               Los españoles, que ya hace tiempo perdimos la inocencia, y cada vez más desconfiamos de nuestra clase política (tercer problema más grave del país según las encuestas) no podemos entender la rigurosa persecución de quien no paga los plazos de una hipoteca y la condonación de los millonarios préstamos de los bancos a partidos políticos y sindicatos. ¿A cambio de qué?

             Hacienda seremos todos, cuando los grandes defraudadores sean perseguidos, localizados, castigados y obligados a repatriar sus grandes fortunas, y el esfuerzo recaudatorio no se centre en quienes no tienen ni ingresos importantes ni posibilidad alguna de defraudar, presas fáciles para la Agencia Tributaria. Un éxito en la detección y castigo de los defraudadores, en el terreno del “dinero negro” o la evasión de capitales, reportaría a las arcas del Estado muchos más ingresos que  miles de contribuyentes “controlados” por la Hacienda Publica.

3 comentarios:

  1. Jaime ha puesto, una vez más, el dedo en la llaga. Yo me pregunto ¿para qué necesitan nuestros dirigentes sus centeneres de asesores?. ¿No sería más fácil (y económico para la Nación) escuchar estas voces sensatas?. Y aplicar esa sensatez, por supuesto para acabar honestamente con los intereses partidistas y los desmesurados privilegios de cuantos han hecho de la hacienda pública su coto de caza furtiva.

    ResponderEliminar
  2. Desde luego, el tiempo ha demostrado que Hacienda no somos todos.
    Me parece escandaloso que se siga permitiendo la existencia de las grandes cuentas en el extranjero, por el mero hecho de ser un fraude y una patada en el trasero al resto de españoles (que puntualmente pagamos al fisco, y que como bien dices tenemos ingresos facilmente controlables por Hacienda).
    Y aun es mas llamativo si ese dinero es producto de actuaciones sucias.
    No se aplican las medidas por igual, y este hecho duele mas considerando que podríamos estar la gran mayoria en este pais mejor, si a todos se nos aplicara el mismo rasero y con el mismo nivel de exigencia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde que escribí este post, en noviembre pasado, hasta nuestros dias, los escándalos se han venido sucediendo sin solución de continuidad. La gravedad de la situación pone en entredicho a practicamente toda la clase politica, desde luego a todos los grandes partidos.
      En esta situación, los españoles, en una gran mayoría, tenemos serias dudas sobre qué políticos merecen nuestra confianza, en quienes vamos a depositar la responsabilidad de gobernarnos desde ayuntamientos, comunidades o la nación.
      Lo peor es que, ademas,y mientras no lleguen nuevas elecciones, tendremos que seguir soportando su ineptitud, y viviendo en la continua desconfianza. No se ve salida inmediata, aunque es urgente buscar solución a tanto desatino. Alguien, no me atrevo a señalar, debería coger el timón y enderezar el rumbo antes de que el barco se vaya contra las rocas.
      En una democracia, obtener mayorias es complejo y dificil, pero seria deseable encontrar a alguien con madera, cualidades y carisma de lider, que lograra aunar voluntades.Ya se que es soñar en voz alta, pero...¿alguien ve otra solución?

      Eliminar