No es un caso aislado,
aunque este haya ocupado las cabeceras de los periódicos y las aperturas de los
informativos con un impacto mediático considerable.
Jenaro
García, creador y Administrador de Gowex es solo uno más de los muchos
empresarios españoles, ambiciosos y sin moral, para los que todo vale. Su única
meta es el enriquecimiento rápido y desproporcionado. Lo que podía haber sido
una empresa modelo, con una idea de negocio muy acertada, ha muerto del mal
común de muchos empresarios: el crecimiento incontrolado.
Cuando el
tamaño del negocio se vuelve incontrolable, empiezan a aparecer la falta de
liquidez, los créditos para tapar agujeros, los impagos a proveedores…la única
salida, piensa el empresario que se ve en esta situación, es la huida hacia
adelante.
He conocido
personalmente dos casos similares a Gowex, uno en Cataluña y otro en Andalucía,
y que, aunque operaban en sectores muy distintos, tuvieron un proceso similar
que terminó en un desastre.
Jenaro
García recurrió, lo mismo que los casos que conozco, a falsificar balances y
cuentas de resultados, a maquillar su declaración de la renta y así, con toda
clase de documentos falsos, recorrer banco tras banco hasta dar con el que
picara y le concediera un nuevo crédito que sabia positivamente que nunca iba a
poder devolver.
El empresario
de San Cugat del Vallés, llegó a viajar a Italia para solicitar créditos a la
banca de ese país. Pero volvió de vacío. Entonces optó por bancos españoles pero
alejados de Cataluña, donde no le conocieran, pero tampoco obtuvo los 6
millones de Euros que necesitaba. Cerró la empresa, vendió todos los activos y
pagó hasta donde pudo.
En al caso
andaluz, al empresario no se le ocurrió más solución que fingir su muerte y
quitarse de en medio, no sé si de forma definitiva o hasta que escampara y
todos se olvidaran de él.
Jenaro
García lo tiene muy difícil. Una auditoría ha descubierto sus trampas y, sin tiempo a reaccionar, ha optado
por confesar y afrontar lo que le venga encima que no será poco. Hasta el
último día se dirigió a sus empleados y socios asegurándoles que la empresa iba
magníficamente. Otra característica común: la mentira.
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