Publicado en el Diario de Cádiz el lunes 29 de Septiembre de 2014
Voy a entrar,
de nuevo, en una cuestión delicada y conflictiva sobre la que, desde mi punto
de vista, todas las posturas son respetables.
Hemos visto con horror los vídeos de los
terroristas del Estado Islámico decapitando a periodistas, cooperadores
voluntarios y, el último por el momento, un ciudadano francés turista en
Argelia.
La policía australiana detuvo a tiempo a
terroristas yihadistas que pretendían el asesinato indiscriminado de ciudadanos
civiles, con motivo de la reciente reunión en la ciudad australiana de Cairns
de los miembros del G-20.
La amenaza de esta llamada tercera guerra
mundial, abarca a países árabes y occidentales, a todos sus ciudadanos, solo
condicionado por la oportunidad de los terroristas de realizar el secuestro.
Naturalmente cooperantes, periodistas y turistas en países en conflicto o con
abundante presencia de yihadistas son presa fácil para estos criminales.
El secuestro, mediante el pago del
correspondiente rescate, tres millones de Euros por persona hasta hace poco y
si no ha habido variación, supone uno de los principales fuentes de
financiación, junto con el tráfico de drogas y trata de mujeres.
El dilema se presenta para los gobiernos
entre negociar la liberación de sus compatriotas mediante el pago de rescate o
asumir la ejecución de las amenazas de los terroristas.
Visto así, parece que no hay más salida
que subvencionar el terrorismo o sufrir la ejecución de sus terribles amenazas,
sin embargo, y respetando todas las opiniones y en especial la de los
familiares de los secuestrados, la hay: acabar con los terroristas.
Los servicios de inteligencia, mediante el
despliegue en la zona y los medios técnicos, se afanan por la localización de los
rehenes y la fijación de objetivos cuya destrucción contribuya a desmantelar a
tan terrible enemigo.
La lucha será larga y costosa, en medios y
hombres, pero exige una unidad de criterio y colaboración al máximo de los
países afectados. Todos los gobiernos amenazados, sin excepción, deben comprometerse
en esta lucha. En esto no puede haber fisuras.
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