“Motivo o causa de una cosa”, dice la RAE, es decir el fin último, el objetivo, la motivación que nos hace actuar de una u otra forma, que da sentido a lo que hacemos.
Por eso, como el móvil de nuestros
actos muchas veces solo es conocido por nosotros, se vuelve incomprensible, no
entienden los demás por qué hacemos determinadas cosas, no conocen nuestro
móvil para actuar así.
Otras veces es tan evidente que no
necesita que nos lo expliquen, resulta clara para los demás la razón que nos
lleva a actuar de una determinada forma.
Se entiende mejor con un ejemplo: Pedro
Sánchez hace y dice cosas que resultan difíciles de entender, que la mayoría de
los españoles no entendemos, no comprendemos los motivos para este comportamiento.
Pero él si lo sabe, el conoce, y quizás también
algún allegado muy próximo, por qué cede sillones a los independentistas para
que formen grupo parlamentario, por qué prefiere como aliado a Podemos que ya
le ha dado hecho medio Gobierno, sobre todo los ministerios más importantes,
incluida la vicepresidencia de la que depende el Servicio de Inteligencia (CNI),
y se niega ni siquiera a hablar con nadie del Partido Popular que ha ganado las
elecciones.
Pedro Sánchez tiene un móvil para hacer lo
que hace: quiere ser, aunque haya obtenido los peores resultados del PSOE en
toda su historia reciente, Presidente del Gobierno de una España Federal y para
ello hará lo que haga falta, aunque los demás no lo entendamos. Él tiene claro
“su móvil” el motivo o causa de lo que hace.
¿Por qué un ciudadano, aparentemente normal,
finge su propia muerte, abandona a su familia y huye a un “paradero
desconocido”? Pues para que podamos entenderlo tenemos que buscar “el móvil”,
la razón que le impulsa a tan extraño comportamiento. Solo así es posible
entender lo aparentemente incomprensible.
Y así podríamos seguir con lo que para la
mayoría de nosotros son extraños comportamientos, lo que nos lleva a pensar que
estas personas han perdido la razón, sencillamente porque no conocemos el móvil
de tales actos.
Ah, sí, también se llama móvil a un
apéndice, un artilugio imprescindible que usamos sin descanso no importa dónde
ni con quien estemos.